LA IMPORTANCIA DE LOS ARCHIVOS II

Hospital Real de SANTIAGO DE COMPOSTELA

Como ya sabéis, este año se me ha dado por bucear en algunos de los archivos que tenemos en Santiago de Compostela, el Archivo Histórico Diocesano sito en San Martín Pinario, en la Plaza de la Inmaculada y  Archivo Histórico Universitario  de la USC , en la calle de Casas Reais, al lado de la iglesias de las Ánimas, de ambos me he llevado momentos maravillosos, del primero además de seguirle la pista a mis orígenes, he podido leer cosas que desconocía y que me han dado una imagen real de lo que era Galicia y Santiago en concreto.

 Me sorprende como  una partida de nacimiento te puede dar tantísima información y siguiéndole la pista pude llegar a los bisabuelos paternos de mi  padre,    que vivían en Xinzo y por su  parte materna me quedé más cerca en Oroso, es emocionante como vas poco a poco desenterrando tu pasado y comprendiendo muchas cosas que las oías de pasada y ahora le pones letra. Decía Laura,   mi sobrina, que hay patrones de comportamiento que a través de  generaciones se repiten y le doy la razón, para bien o para mal cada uno tiene su historia con sus cargas emocionales, que en definitiva son vivencias.

En cuanto a mi madre, sus primeros años los vivió en el Hospital Real  hoy Hostal de los Reyes Católicos, en donde su padre  y algunos compañeros, por el trabajo que realizaban tenían vivienda,  estas tenían la entrada por las cocheras, siempre le tuvo miedo a los hospitales, y era porque para llegar al lugar que les había destinado, tenían que pasar cerca del depósito de cadáveres y los hijos de los demás trabajadores hacían bromas macabras y eso la traumatizo para siempre.

Gracias a esta actividad pude comprobar la labor tan maravillosa que se hace en los Archivos y que va, desde cuando le entregan los legajos, hasta que queda apta para el disfrute del público. Por lo general tenemos la costumbre de pensar que las cosas las ponen y están ahí por arte de magia o porque sí, pero cuando tienes en tus manos un libro de 1840, como en mí caso y unos legajos de 1770 del Hospital Real, piensa que han pasado por muchas manos. Es un trabajo en el que interviene mucha gente, que tiene que ser vocacional, si no es difícil poder aguantar el dolor de cuello, el polvo y un largo etc que conlleva  la reconstrucción de pequeños fragmentos que se convierten en páginas y estos el libros, paso a paso. Mi reconocimiento a todos ellos, y también a los historiadores que se pasan horas y horas descifrando frases, juntando letras con una caligrafía complicadísima, en donde no había unas reglas ortográficas y se pasó por una serie de modos de escritura, (aunque para su estudio están los paleógrafos)  hasta llegar a la humanística. Reconstruyendo la historia y publicándola. Es impactante por desconocido, que buscando datos de tu familia en Enfesta, te encuentres que allá por 1850, el cólera que devastó toda la provincia,  hizo grandes estragos en esa zona.
Y para ir terminando y como prometí que casi siempre pondría alguna receta, paso a transcribir del RECETARIO GENERAL DE ALIMENTOS  correspondiente al mes de Septiembre de 1888, del Hospital Real de Santiago, las PRESCRIPCIONES ALIMENTICIAS PARA ENFERMOS. Esto lo encontré en el Archivo Histórico de la USC. de Santiago de Compostela
PUCHERO CUATRO.
A la mañana.- Una taza de sopa de pan hervida en agua con manteca. Cada seis sopas se preparan
                         con una libra de pan y una onza de manteca de vaca
A mediodía.- Una taza de caldo limpio
                       Diez onzas de carne de vaca cocida, un poco de jamón y unos pocos de garbanzos
                       Dos cuarterones de pan de trigo.
A la noche.- Una taza de caldo limpio
                     Dos cuarterones de pan de trigo.
 Después hay una serie de ADVERTENCIAS que el la próxima entrega las relataré, pero reseñaré la número 4:
- Asimismo podrá el  Profesor (doctor) disponer cuando lo crea conveniente quince centilitros de vino común al mediodía, con todas las prescripciones anteriores, excepto con las de DIETA láctea y  DIETA absoluta; y otros quince centilitros a la noche en casos de absoluta necesidad á juicio del    Profesor, y teniendo en cuenta que el vino de la noche excluye el chocolate por la tarde.

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