CUESTIÓN DE CONOCIMIENTOS


Museo pedagóxico de GALICIA en Santiago de Compostela

¿Están ahora mejor preparados los niños y los jóvenes que se forman en las escuelas o en la universidades, o por el contrario la gente de mi generación y posterior, con menos recursos sabíamos enfrentarnos mejor a los problemas?

Mi reflexión viene a raíz del contenido de una carta que en su día escribió un profesor de periodismo uruguayo, y que transcurrido un tiempo llegó a las redes sociales, las cuales se hicieron eco publicando la noticia que decía: El periodista y académico Leonardo Haberkorn (Montevideo 1963) renunció a su puesto de trabajo como profesor de periodismo en la Universidad ORT de Montevideo, hace dos años, "me cansé.....me rindo. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp, Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista teléfono, que no cesan de recibir selfies. Esta semana en clase salió el tema de Venezuela. Solo una estudiante entre veinte pudo decir lo básico del conflicto". En la carta, el profesor, sigue exponiendo sus argumentos.

En España, y concretamente en Galicia, las niñas/os están muchísimo mejor preparados que generaciones anteriores, el que no tiene una licenciatura, tiene dos, o una diplomatura, o un FP. Saben de ordenadores, nos dan cien mil vueltas resolviendo problemas complejos con su maquinita al lado; el que no habla un idioma, habla dos; pero yo me pregunto ¿son capaces de mantener una conversación minimamente coherente de política, religión, arte, moda, etc? ¿serán capaces de enfrentarse al mundo más allá de sus máquinas?

Entiendo que las últimas generaciones a pesar de tenerlo casi todo están llenos de frustración  y de falta de recursos para enfrentarse a los problemas diarios y a la gestión y resolución de conflictos ; con problemas muy graves como la falta de humanidad, el acoso escolar, ansiedad, depresión, bulimia, anorexia....consecuencia, muchas veces, de esa frustración y de su incapacidad para gestionarla.

Nuestra generación no fue, ni mejor ni peor, fue diferente. Teníamos más ventajas que nuestros padres;  mi madre concretamente no sabia leer ni escribir, pero cada jueves se enfrentaba en la feria del ganado vendiendo "roladas" de cerdos por miles de reales y no la engañaba nadie; es más, nos enseñaba las equivalencias entre el real y la peseta (una peseta tenia cuatro reales). Muchos no pudimos ir a la Universidad, pero adquirimos una cultura media a base de fijarnos, éramos esponjas que absorbíamos todo lo que nos pudiera servir, fuimos capaces de ponernos al frente de negocios, emigar sin saber idiomas, y además encarar los problemas de la vida, le echamos valor, posiblemente menos que nuestros padres, que salían de una guerra y entraron en una post-guerra con las connotaciones que eso conlleva.

Una de mis sobrinas me dice que " hoy en día hay jóvenes que emigran buscando oportunidades, que están -hiperformados- y que a pesar de eso no encuentran una situación mejor que la que hemos podido tener nosotros, cuando nos enfrentamos a la emigración", y yo digo "puede tener razón, eso no se  discute, pero ahora van por el mundo sabiendo idiomas y en ese sentido nadie les tose, nosotros hemos tenido que bajar muchisimo la cabeza y aguantar para aprender"

Conclusión, no bajar nunca la guardia y aprender, como decía mi madre "EL SABER NO OCUPA LUGAR"

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pan de los Siete Cielos

En los años 60, por un día

Dicen que amasar es terapéutico