El pan dulce de la vida

 
Pan dulce de canela con jengibre y papaya de panadería A Troia en Santiago de Compostela


Cada vez que presento uno de  de los productos que salen de mi horno  en este blog, lo hago con la incertidumbre de si gustará o no, lo que sí puedo deciros,  es que lo que hago va  desde el corazón ¡No podéis imaginar cómo disfruto cada vez que se me ocurre una mezcla de sabores! En panadería ya está todo dicho (solo falta imaginación); como todo en la vida hay que arriesgar y, si una cosa no gusta, intentar con otra, lo que pasa es que nos hemos vuelto muy cómodos  y conformistas, e incluso desde la panadería se pueden cambiar las cosas. 
 
 Hay un programa en radio Voz que presenta Esther López de 10 a 3 de la madrugada y que suele ser muy interesante. En él suele preguntar cuestiones que te hacen pensar y te invitan a intervenir, concretamente hoy preguntará (antes lo anuncia en facebook), "¿En esta sociedad de consumo, de qué  pudes prescindir?" Francamente, yo puedo prescindir de la mayoría de las cosas superfluas que me rodean, incluso de una herramienta tan interesante como el ordenador, sin el cual no me podría comunicar con todos vosotros, pero de lo que NO PUEDO  prescindir es  de la belleza de lo cotidiano, de la sonrisa de los niños y ancianos, en definitiva, del placer de la vida simple, por eso cuando oigo ciertos comentarios sobre como está esto o aquello me río, porque siempre ha estado igual, lo que pasa es que hasta ahora nunca hemos tenido los cinco minutos  necesarios para poder parar y pensar. Hoy os dejo con una frase de Octavio Paz que dice así:
 
Las masas  humanas  más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo.....del miedo al cambio.

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